miércoles, 15 de abril de 2009

Las estructuras orgànicas de Gaudì.

La pelìcula que se exhibe a continuaciòn es un trabajo asombroso del director japonès Hiroshi Teshigahara, que con la paciencia de un pingüino y la quietud que caracteriza a los hombres orientales, nos acerca de manera audaz y sensual con una estètica hermosa al trabajo de uno de los arquitectos màs transgresores e inovadores que en el universo hayan existido: El señor catalàn Antonio Gaudì, cuyo mayor mèrito creo yo fue atreverse a usar la curva y el color en la època donde el funcionalismo, la rectitud y la ausencia de decorados reinaban en la arquitectura. Donde con los mismos planos de un hospital, construìan una escuela, un mercado, una iglesia y miles de casas. Para los miembros de esta corriente que se gestò en Alemania, Gaudì era el diablo, pues sus edificios con barandales herbales, balcones oblicuos, ventanas amorfas, pilares exéntricos, parques fantásticos, iglesias inacabadas y techos que dejaron de cumplir meras funciones utilitarias se oponìan totalmente a la arquitectura racional propuesta hasta ese entonces.

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