miércoles, 4 de agosto de 2010

Carla Barth.

Las bellas, inquietantes e imaginativas pinturas de la brasileña Carla Barth son como ilustraciones inspiradas en cuentos mágicos de la India o leyendas del folclor amazónico: gatos que se esconden sorprendidos tras piñas que crecen a las orillas del cabello azul de alguna hechicera-estilísta negra. La historia de un caballo gigante que celebra su cumpleaños rodeado de paragüas miniatura. Un visconde ojeroso que hace trucos circenses en un planeta donde el sol es negro y las montañas son de agua. Un pájaro azúl que viaja con su acompañante, una especie de animal inclasificable que usa turbante, a escuchar los sábios consejos de una duende rubia de zapatos rojos.








Sus pinturas, además de ser muy vistosas y tener elementos de cuentos para niños (bosques, zapatos rojos, animales que hablan (según yo) ríos, brujas) me recordaron mucho algunos de los elementos "del viaje del héroe" que propone Christorpher Vogler, pues los escenários y personajes creados por Carla parecen ilustrarlos a la perfección: "el encuentro con el mentor", "pruebas aliados y enemigos", "el llamado a la aventura", "el cruce del umbral", "la resurrección", "el retorno a casa"etc.


Puede que no, y mi hermano (el que sabe de todo) diga: "si van a hacer una historia, que escriban un libro" pero a él le gusta el muralismo y es fan del libro álbum, que pal caso son lo mismo.

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