En la década de los treinta estuvo muy en boga entre las chicas de la alta sociedad la elegante y excéntrica costumbre de pasearse con sus chitas, nada comparado con la bajeza e insalubre nacada de traer perros chihuaheños sin carácter en bolsas espantosas.
Pues bueno, ésta tendencia regresa y con todo, como el camuflaje.
Y si tú trendsetter de cuarta no caminas en las ruidosas calles de la Condesa junto con tu leopardo, tu chita o tu pantera, mejor ni salgas.




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