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miércoles, 14 de marzo de 2012

Jun Kaneko.

Jun Kaneko es un artista multidisciplinario japonés con un sentido espectacular del uso del color, de los materiales y las formas, es un chingón.

Es de esos pocos artistas originales, diferentes y fuera de lo común con trayectorias impresionantes al igual que su obra, la cual deberían de traer a México en lugar de las espantosas acuarelas del Manson o las chingaderas esas horrorosas, que bendito sea dios ya quitaron, que salían de algunos edificios emblematicos de la ciudad.

A continuación una muestra del extraordinario trabajo de uno de nuestros nuevos héroes, Jun Kaneko:

Éstos son algunos de los bocetos para la ópera La Flauta Mágica, donde Kaneko diseñó la escenografía y el vestuario. El diseño de los textiles recuerda el trabajo de david david. Hermoso.

No sólo Kusama es una mega polkadot fan.


El impresionante piso del Museo del Sur de Texas.


La cerámica, el material que ama.


miércoles, 15 de febrero de 2012

estos no son tigres

La AIA de San Francisco anunció hace poco a los ganadores del 2011 en el rubro de mejor diseño de interiores, uno de los ganadores fue la llamada apple store of pot un dispensario de marihuana medica diseñado por Sandstudios. Deberían abrir ¡YA! una sucursal en el Distrito Federal, por eso de las reumas.







viernes, 14 de enero de 2011

De Chairo folk a modelo hipster.

Lisa Eisner dirigió el cortometraje-comercial de gafas titulado The Rainbown House que les presentamos a continuación, en él, aparece el canta-autor Devendra Banhart ya sin su distintiva barba, lo acompaña la que es su novia en la vida real, la sabrosísima de Rebecca Schwartz.
Según la directora, utilizó a una pareja verdadera para homenajear a los clásicos de la Nueva Ola Francesa como el filme Une Femme Mariée de Jean-Luc Godard.

La bonita locación se encuentra en Los Angeles y fue ideada por el arquitecto John Lautner en el 1961.



"Sólo el hospital está abierto a esta hora"

domingo, 2 de mayo de 2010

Brian Eno me debe 45 pesos.

Lo mejor de ir a ver el pésimo y aburrridísimo experimento multimedia de Brain Eno, que raya entre lo hippiedigital mal hecho, la caca de un esotérico deprimido y misticismo binario incomprendible, es que pude conocer (pudimos conocer, iba con Ileana) el museo Anahuacalli, un enorme y bonito edificio art decó prehispánico que está junto a una elegante changuera blanca que imita su diseño.

Los techos altos del lugar dejan de ser meros elementos utilitarios, pues están todos decorados
- como si fuera la tumba de un emperador azteca- con motivos prehispánicos casi todos monocromáticos que dotan al edificio de entretenimiento, libertad y frescura. Los arcos son sobrios y aunque parezca algo imposible, tienen líneas rectas muy marcadas, parecen indestructibles, todo está hecho con piedra volcánica que se encontraba en el lugar.

El edificio, ideado por Diego Rivera, alberga cientos de piezas prehispánicas que el pintor coleccionaba, muchas están divertidísimas, es una lástima que casi la mitad de las piezas no se puedan ver, pues la porquería que presenta Brian Eno, una serie de "pinturas" infinitas (77 millones) a las que él llama música visual (término que Stan Brakhage inventó hace más de cuarenta años) ocupa una sala gigante de manera absurda. ¿Por cierto, quién es Brian Eno?

miércoles, 15 de abril de 2009

Las estructuras orgànicas de Gaudì.

La pelìcula que se exhibe a continuaciòn es un trabajo asombroso del director japonès Hiroshi Teshigahara, que con la paciencia de un pingüino y la quietud que caracteriza a los hombres orientales, nos acerca de manera audaz y sensual con una estètica hermosa al trabajo de uno de los arquitectos màs transgresores e inovadores que en el universo hayan existido: El señor catalàn Antonio Gaudì, cuyo mayor mèrito creo yo fue atreverse a usar la curva y el color en la època donde el funcionalismo, la rectitud y la ausencia de decorados reinaban en la arquitectura. Donde con los mismos planos de un hospital, construìan una escuela, un mercado, una iglesia y miles de casas. Para los miembros de esta corriente que se gestò en Alemania, Gaudì era el diablo, pues sus edificios con barandales herbales, balcones oblicuos, ventanas amorfas, pilares exéntricos, parques fantásticos, iglesias inacabadas y techos que dejaron de cumplir meras funciones utilitarias se oponìan totalmente a la arquitectura racional propuesta hasta ese entonces.